El Gobierno regula las ‘revolving’ pero no limita su interés
Las tarjetas revolving han vuelto a ser noticia esta semana. Después de haber copado las cabeceras de los principales medios nacionales a inicios de marzo por la sentencia del Tribunal Supremo que decretaba como usurarios los intereses de una tarjeta de WiZink de este tipo, esta modalidad de pago aplazado pasó a un segundo plano por el desarrollo de la pandemia de la COVID-19 y la implantación del estado de alarma.
Sin embargo, muchos consumidores han aprovechado estos meses en casa para reunir la documentación necesaria para iniciar una reclamación y abandonar de una vez por todas la deuda que los acompaña. Con el fin de proteger la economía de los consumidores y que esto no vuelva a suceder en el futuro, el Gobierno ha aprobado una ley que incluye una serie de modificaciones en la comercialización de las tarjetas revolving.
Ganar en transparencia
El objetivo principal del Ministerio de Economía y Transformación Digital es ganar en transparencia y que los consumidores conozcan las características de este producto desde el momento en el que lo adquieren con una explicación detallada de su funcionamiento y el perjuicio que pueden originar.
La realidad es que este mecanismo se comercializó de manera muy agresiva y con publicidad engañosa donde a priori todo eran beneficios. En resumen, permitían disponer de un préstamo de dinero de manera rápida con un plazo de amortización lento y complejo que enfangaba mucho el proceso.
De esta manera y por poner un ejemplo, un cliente podía disponer de 1.000 euros en una tarjeta a un interés del 25% TAE y con unas mensualidades de amortización 25 euros. Inicialmente, puede parecer algo muy cómodo y se cogía el mal hábito, en parte por culpa de la publicidad, de utilizar esta tarjeta de forma recurrente.
Con el paso del tiempo muchos consumidores se veían en la tesitura de llevar cinco o seis años pagando la tarjeta y tener todavía una gran cantidad por liquidar. Es por ello por lo que el Banco de España advertía en los últimos años del peligro de estas tarjetas, una sensación que quedó refrendada hace unos meses por el Tribunal Supremo cuando consideró que había usura en esos intereses anuales tan elevados y sobre los que el Gobierno pretende ahora concienciar.
Sin límite de interés
Si bien la ministra Nadia Calviño reconoció que se pretende «acabar con los contratos de letra pequeña que en ocasiones entrañaban estas tarjetas«, existe un punto que el BOE ha pasado por alto: los tipos de interés.
Al no limitar los tipos de interés, esta nueva ley no termina de solucionar el problema de raíz y aunque exista un mayor control sobre estas tarjetas, el riesgo de que futuros clientes vuelvan a caer en la trampa de las revolving existe.
Por lo tanto, esta decisión no ha resultado todo lo positiva que se esperaba para los consumidores y desde la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin) consideran que es una decisión que beneficia a la banca ya que no se limita la espiral de sobreendeudamiento que pueden generar estas operaciones de crédito revolving.